CRÓNICA: Análisis e Impresiones de la Derrota de México ante Alemania

POR: ROBERTO OAXACA

Ayer México quedaba fuera de la Copa Confederaciones en Rusia, encarando un partido que siempre será complicado. Fueron cuatro y pudieron haber sido más. México se topa con un equipo que como los tres anteriores (Portugal, N. Zelanda y Rusia, respectivamente) hicieron notar las deficiencias defensivas, pero que supo concretar, que liquidó el partido en menos de diez minutos. México venía ganando. México venía con unos números impresionantes.

México venía más calificado al mundial que Portugal, Chile y que la misma Alemania, pero nunca, nunca jugando bien. Nunca teniendo un estilo. Porque si a los resultados nos vamos, el equipo lo ha hecho bien, el equipo, con la de ayer, tiene apenas tres derrotas con Osorio. Pero dos de ellas, han dado un golpe de realidad al equipo, mostrándole que a veces perder bien, es mejor que ganar mal. Primero Chile ensarta siete. Exhibe al seleccionado mexicano, y luego Alemania hace lo mismo. ¿Qué está fallando? ¿Osorio falla? ¿Los jugadores no tienen calidad? ¿Son muy malos, están inflados, ellos fallan? ¿Falla la federación? ¿Quién es el culpable? Todo a la vez. Desafortunadamente a la federación le importan poco las formas, sí el negocio de calificar, sí el dineral; de eso Osorio, que es un técnico estudioso, mesurado y bueno, no tiene culpa, de lo que sí tiene culpa, o parte de ella, es de necear con -y se ha dicho hasta el cansancio- jugadores que no van en sus posiciones. Una convocatoria que deja en duda el funcionamiento de algunas posiciones y unas rotaciones que dejan bien en claro que México, mientras esto siga pasando, nunca tendrá un estilo. La selección no es un club al que entrenes tres-cuateo veces a la semana, a la selección, como a la Chilena, como a la Española, como a la Brasileña y como a la Alemana, hay que adscribirle un estilo. Un estilo que México no tiene. Ahora, sería ya demasiado tarde y demasiado necio por parte de la federación remover a Osorio, si lo que necesita México es mantener un proceso y ser pacientes ante un técnico que no va a cambiar, pero que sí tiene que aprender y valorar a la generación con la que cuenta.