Es una escena singular y cada vez menos frecuente en una ciudad grande y frenética: una mujer llega a media mañana a una tienda céntrica para comprar un par de cosas, pero, antes de adentrarse en los pasillos, se detiene en la entrada a darle dos besos a la dueña del establecimiento. Esa clienta es María del Carmen Toro (Madrid, 58 años), vecina desde hace una década del barrio de Salamanca, en Madrid, y ese saludo cariñoso surge cuando llega al Supermercado Villalar, el comercio de María José Rodríguez (Sevilla, 55 años).

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