
No tiene nada de raro ir a un bar y pagar el café tocando una pantalla con una tarjeta de plástico o un móvil. O incluso hacer ese gesto clásico y cada vez menos habitual de sacar la cartera y pagar con un billete o monedas.

A menudo pensamos en él como si fuera algo natural y al margen de la ética y de la política. Pero ese enfoque es un error peligroso que nos lleva a confundir medios y fines. El año que entra volverá a ponernos a prueba en nuestra relación con el dinero

No tiene nada de raro ir a un bar y pagar el café tocando una pantalla con una tarjeta de plástico o un móvil. O incluso hacer ese gesto clásico y cada vez menos habitual de sacar la cartera y pagar con un billete o monedas.
