
La vida de Cata, a quien el domingo la policía encontró asesinada en un descampado en Málaga, no fue fácil nunca. Nació en Ucrania y acabó en un centro de menores tras ser adoptada por una familia andaluza. Apenas cumplidos los 18, fue víctima por primera vez de violencia de género. Se trasladó primero a Granada, para recuperarse, y más tarde se mudó a Málaga, donde intentó reconstruir su vida con el apoyo de entidades como Málaga Acoge y recursos públicos como Puerta Única. Cata intentó reparar su propia vida y fue valiente, cuentan quienes la conocieron.