La destrucción en Gaza es visible desde la distancia: vastas extensiones de tierra arrasada donde antes había terrenos agrícolas, ahora transformados en un paisaje lunar de profundos hoyos y escombros. Pero la verdadera catástrofe es invisible, se filtra en el suelo, contamina la capa freática y envenena el aire. Los sistemas medioambientales de Gaza se han degradado a tal nivel que el Gobierno y los científicos ahora hablan de ello en términos de ecocidio.
El apocalipsis ambiental de Gaza: “Lo que nos queda no es suelo, son residuos contaminados”
Una amalgama tóxica compuesta por 61 millones de toneladas de escombros, 100.000 de explosivos y químicos filtrados a la tierra ha destrozado las tierras cultivables, el agua y el aire. Su recuperación tardará décadas, advierten los expertos