100 goles de Javier el Chicharito Hernández
Por: José Manuel R. Racilla
Desde principios de cada deporte profesional, las personas relacionan a las grandes estrellas de cada disciplina deportiva como personajes tocados por algo sobrenatural, deportistas que de alguna forma impactan en ejemplos, sueños de millones de niños y no tan niños en el mundo.
En el caso del futbol, y a los que amamos este deporte, hemos visto desde pequeños, figuras encumbradas por nuestra admiración, Pelé, Maradona, Cruyff, Ronaldo, Messi, todos ellos que parece fueron destinados para ser admirados deportivamente, que al momento de tocar un balón, hacen que disfrutemos de ese simple gesto, de ese movimiento, de cada jugada y cada gol, que son el alimento de este hermoso deporte.
Dentro de esas personas tocadas por ese algo superior, encuentro a alguien muy distinto a todos ellos, alguien que hace pensar que definitivamente existe gente que está destinada a triunfar, ante cualquier circunstancia, ése eres tú, Javier Chicharito Hernández.
No conozco en este medio —por lo menos yo— algún deportista con tu personalidad, dejemos atrás tus dotes limitados o no, para jugar al futbol, tú, Javier, eres ese vivo ejemplo de superación, constancia y disciplina que pocas veces se ven, sabes perfectamente tus limitaciones, trabajas en ellas, eres deportivamente un ejemplo de compañerismo —eso según la mayoría de tus colegas que han compartido vestuario contigo—. Dentro y fuera de la cancha intachable en tus formas, una declaración fuera de lugar, ¡jamás!, y siempre ponderando el trabajo en equipo, aun cuando sepas perfectamente que para bien o para mal, todo puede girar entorno tuyo.
Pero lo complicado viene aquí, hoy parece que anotar, o no hacerlo, son ambos realmente un pecado para el delantero de la Selección Mexicana de Futbol. Javier Hernández sabe que como cada pecado, debe asumirlos con responsabilidad. Sabe que jamás tendrá la aceptación de la mayoría, muchos de ellos inclusive tachándolo de torpe. También me queda claro que no existe en la actualidad, un delantero de su intuición y destreza para moverse en el área rival en el mundo, esas son sus más grandes virtudes; Javier sabe además que, en el fondo, todos esperamos más de él, ya que sabemos de sus capacidades, y de cómo logra emocionarnos con cada gol suyo, ya sea en su club, como en la selección nacional. Muchos, ante cada increíble falla del famoso Chicharito, nos convertimos en sus más crueles críticos, nosotros los que siempre pudimos hacerlo mejor, la burla y el reclamo se apodera de nosotros hacia el famoso delantero, pero lo más injusto viene cuando anota, ¡sí!, ¡cuando hace gol! la crítica es más cruda, despiadada, ya que para muchos, el solo hecho de sólo empujar el balón a las redes es simplemente sencillo, un burdo golpe de suerte.
Ahora bien, 100 golpes de suerte en Europa, ¡imagínense! ¿Saben cuántos jugadores en el mundo soñaron con tan solo uno? Me queda claro que jugar futbol le sienta a Javier Hernández, cada minuto, cada gol, cada burla me hace pensar que Chicharito tiene un temple de hierro, y prueba de todo. Buen o mal futbolista depende de usted, pero por lo menos para mí, no existe, ni existirá alguien capaz de al menos acercarse a su fantástica y distinta carrera; podrá presumir para siempre que su humildad le catapultó, y que su talento, trabajo y fe lo encumbraron, todo para ser parte de ese grupo selecto de futbolistas mexicanos junto a Hugo y Márquez, los tres estandartes de nuestro futbol en Europa en la actualidad, sin menospreciar el trabajo de muchos otros, como Salcido, Guardado, Moreno, Vela y Herrera.
Es evidente que, aunque aún exista gente que piense Javier Chicharito Hernández es sólo un golpe de suerte, personalmente, el oriundo de Jalisco es, a pesar de todo, la representación del futbolista y deportista modelo, dentro y fuera de la cancha, ése que con su talento y perseverancia están destinados a triunfar, para mí sencillamente es: el mexicano tocado por el dios del futbol.