
En Nochebuena, la televisión es una invitada más a la cena familiar, pero es consciente de su lugar. No va a presidir la mesa ni será el centro de la conversación: sabe que es casi un invitado de piedra al que se prestará poca atención. Tras el tradicional mensaje del Rey (21.00), vendrá una programación que se mueve entre la tradición por la que apuesta La 1 y los recopilatorios que rellenan horas de contenido ya emitido en los canales que prefieren acogerse a la ley del mínimo esfuerzo.



