Un elegante toque de empeine para devolver un balón extraviado a unos niños revela la condición de exfutbolista de Bo Diop, senegalés de 45 años. Él mismo lo confirma: jugó en la primera división de su país hasta que una lesión de ligamento cruzado, la pesadilla de cualquier deportista, truncó su carrera. Era 2012 e hizo las maletas y se mudó, primero a Francia, y más tarde a Madrid. Aquí entró en contacto con Dragones de Lavapiés, un equipo que defiende la mezcolanza de culturas en este barrio madrileño como seña de identidad, donde el 40% de los vecinos son extranjeros.

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La pasión por jugar

En el lanzamiento del proyecto se desveló el anuncio que acompaña a la campaña (ver el vídeo bajo estas líneas). Un spot en el que no se usaron actores profesionales, sino que participaron los propios niños y niñas de las categorías inferiores de Dragones de Lavapiés. El vídeo se concibió, explican en LALIGA, para transmitir “lo que el fútbol nunca debe perder: la pasión por jugar”. Tras su proyección, los canteranos de Dragones presentes en el acto corearon el grito que caracteriza a equipo, ejemplo de inclusión, diversidad y respeto: “Un, dos, tres: Dragones de Lavapiés”. El proyecto tendrá continuidad mediante charlas y otras actividades con los clubes para concienciar a los niños y formar a entrenadores y personal técnico.