
“Súper, esta noche es la noche”, dijo Jorge Javier Vázquez al arrancar la gala de la noche en la que finalizó la vigésima edición de Gran Hermano, y por tanto aquí paz y después vacaciones tras un concurso que acabó antes de tiempo por los decepcionantes datos de audiencia (la final fue vista por 582.000 espectadores, con el 10% de cuota de pantalla). Llegaron cuatro concursantes a la final: Aquilino, Cristian, Raúl y Rocío. El primero agradeciendo haber podido ser él mismo; el segundo lleno de palabras bondadosas y almibaradas y, por tanto, cansinas a los 30 segundos de tenerlo en pantalla; el tercero diciendo mensajes terribles, “que nadie os diga que no podéis hacer nada”; y Rocío, embajadora de Jerez de la Frontera. “A mi abuela le da algo si gano”, dijo. Llegaron todas las Españas a la final, que no es poca cosa, y sin llegar a las manos.