Son jóvenes, revientan la bola y quieren comerse el mundo. La nueva generación del golf masculino español llega pegando fuerte. Tras los pasos de Jon Rahm, varios golfistas llaman a la puerta o directamente la derriban y apuntan a lo más alto. Son David Puig, Josele Ballester y Ángel Ayora, los tres entre 21 y 24 años, todos jugadores que alcanzan una gran distancia y velocidad de bola. La condición de grandes pegadores es casi un requisito indispensable para batirse en la élite y la nueva hornada simboliza este viraje. Hoy en las categorías de formación crecen chicos con una preparación física sobresaliente, acostumbrados a devorar metros y metros con el golpe de salida. El tránsito por las universidades de Estados Unidos también alimenta esta característica. Puig, Ballester y Ayora, cada uno con su historia y su estilo, apuntan a tomar el relevo de los mayores en la conquista de los grandes y en la disputa de la Ryder.

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